miércoles, 30 de enero de 2008

Contestaciones finales

No se puede mostrar la imagen “http://connections.smsd.org/nieman/descartes.jpg” porque contiene errores.
Ánimo que ya son las últimas ¡¡¡¡¡
32. ¿Por qué considera Descartes que hay unidad de la ciencia?

Hasta Descartes se pensaba que había diversi­dad de ciencias que venían impuestas por la diversidad de objetos, cada objeto cientí­fico definiría un campo específico y la observación de ese objeto propor­cionaría las leyes de ese campo en concreto.

Pero, considera Descartes, que las ciencias no se originan por estudiar diferentes clases de objetos de experiencia, sino porque una y la misma razón encuentra en ella las ideas innatas; sólo hay una ciencia porque sólo hay una razón, y toda ciencia posible lo será por la aplica­ción de esa razón sobre sí misma.

Y así, no es necesario acudir al mundo para conocer las leyes que lo rigen, mirándose la mente a sí misma podrá conocer las leyes del mundo. Luego no hay varias ciencias que se distingan por su objeto empírico, sino sólo una, la que se produce por el análisis riguroso de la propia mente sobre sus distintas ideas.

La experiencia sólo nos informa de casos concretos, pero la ciencia consiste en proposiciones universales. La ciencia se obtiene a partir de las ideas innatas, y luego se aplica a las condiciones empíricas y concretas de las que nos informamos por la experiencia.

Es decir, una cosa son las leyes generales, por ejemplo del movimiento, y otra distinta son las condiciones empíricas de aplicación. Por la experiencia uno puede darse cuenta de que alguien ha tirado una piedra de un balcón, pero eso es distinto del cómo se averigua la ley de la gravedad. Descartes considera que las leyes no salen de la experiencia, salen de la propia mente, y luego se aplican a la experiencia.

33. ¿Qué entiende Descartes por sustancia?

Descartes distinguirá tres tipos de sustancias a cada una de las cuales les corresponde una idea innata. Por sustancia entenderá aquello que existe por sí mismo.

34. ¿Cuántas clases de sustancias, reales o por analogía hay, cómo se denominan, y cuál es su dominio?

En realidad, piensa Descartes, sólo habría una, que es la sustancia divina, ya que sólo ella existe por sí misma; las demás han sido creadas. Pero por analogía con ella, y en tanto que exceptuando su creación por parte de Dios, establece la existencia de dos sustancias opuestas entre sí; la sustancia extensa, que corresponde al mundo de los cuerpos caracterizados por ser extensos, y la sustancia pensante; que corresponde al alma y caracteriza a los seres cogitantes y sus actividades mentales.

35. ¿Qué atributos acompañan necesariamente a la sustancia extensa y a qué clase de cualidades dan lugar?

Descartes piensa que tenemos la idea de extensión de un modo innato, y con ella la de los tres atributos que acompañan a toda extensión, longitud, anchura y profundidad. De hecho toda la geometría se basa en tales ideas. Esas ideas de lo medible, propias de las cosas extensas, se encuentran garantizadas, y constituyen las denominadas cualidades primarias. A partir de ellas Descartes intentará deducir toda la física.

36. ¿Cuáles son y qué caracteriza a las cualidades secundarias? Y 37. ¿Existen en la realidad las cualidades primarias y secundarias según Descartes?

Sin embargo las ideas no cuantificables o medibles, llamadas cualidades secundarias, como el color, sabor, u olor, al no basarse en idea innata alguna, no tienen garantizada su existencia en el mundo externo, y de hecho Descartes dirá de ellas que no existen, sino que son producidas por nuestra subjetividad al percibir.

38. ¿Cómo es la ciencia que propone Descartes? y 39. ¿Qué concepción tiene Descartes de los animales?

La ciencia cartesiana impone una concepción mecanicista y determinista del mundo material, todo lo material, incluidos los animales, serán máquinas de carne y hueso sin alma.

40. ¿Por qué el determinismo no afectará a las almas según Descartes?

Sin embargo, como el alma no es sustancia extensa sino pensante, el determinismo que les corresponde a los cuerpos extensos no le afecta, y puede ser libre para formar la moral y la religión.

41. ¿Qué problema surgirá a partir de establecer la dicotomía entre sustancia extensa y pensante?

El problema que surgirá de esta dicotomía entre la sustancia extensa y la pensante es el de cómo se relacionan; es decir, cómo se produce la aparente comunicación entre ambas sustancias que nos parece observar que ocurre en la experiencia, si ambas tienen propiedades tan diferentes y contrapuestas.

Si quieres jugar con Descartes www.aquileana.wordpress.com/

De la 21 a la 31

  1. ¿Cómo es la demostración de Dios que apela a los grados de ser o perfección de las ideas?

La segunda y tercera pruebas se refieren a los efectos que Dios ha producido, pero en vez de en la naturaleza externa en el propio sujeto cognoscente.

La segunda dice que aunque todas las ideas son iguales en tanto que son ideas, no son iguales en tanto que representan distintos grados de ser o perfección, de manera que quién produce una idea debe tener en sí el mismo grado de perfección que presenta la idea, ya lo tenga en acto, ya sea de manera eminente, que es cuando su naturaleza es tan excelente que la puede producir.

Si tenemos la idea del calor es porque algo caliente en acto nos ha comunicado su grado de ser, de calor. Es decir, para poder tener una idea de calor, algo que previamente tiene ese grado de ser, por ejemplo una hoguera caliente en acto, nos lo tiene que haber comunicado, transmitido, porque en otro caso no podríamos hacernos una idea de ella. Si no hubiéramos recibido de algo azul el grado de ser azul no podríamos tener una idea del azul; y así, un ciego de nacimiento, no la tiene.

Pues bien, Descartes dice que encuentra en su mente la idea de Dios; es decir, la idea de de un ente perfecto, infinito, etc. Ahora bien, esa idea no puede proceder de la nada, ya que de la nada, nada; tampoco puede ser adventicia, es decir no puede venir de fuera ya que no vemos a Dios; tampoco es facticia, porque el mismo Descartes no puede haberla creado, porque Descartes no tiene el grado de perfección que tiene la idea, ni de forma actual -ya que él es imperfecto, débil, lleno de duda e ignorancia- ni de forma eminente –porque aunque se suponga que quizá podría llegar a ser como un Dios, esa idea habla de un ser que es perfecto en acto, y como mucho Descartes lo sería en potencia. La idea de Dios tiene que haber sido puesta por algún ser que alcance toda la perfección de esa idea, es decir por Dios mismo, luego Dios existe.

La manera de proceder de Descartes para demostrar aquí a Dios es eliminativa. Él tiene la idea de un ser perfecto ¿de dónde le viene? No procede de fuera de sí, porque Dios no es visible. Tampoco puede proceder de él, puesto que es imperfecto y, aunque mejorable, nunca llegaría a ser perfecto en acto, ya que como mucho lo es en potencia. Luego si para tener la idea de algo se requiere que quien tenga esa perfección la comunique, alguien que tiene la absoluta perfección correspondiente a la idea de Dios –Dios mismo- debe habérsela comunicado.

22. ¿Cómo es la demostración de Dios que apela a las perfecciones de Descartes?

La tercera demostración dice que él mismo, Descartes, es un ser imperfecto, ya que por ejemplo duda, pero no absolutamente imperfecto, ya que por ejemplo existe. Por tanto, debe explicarse de donde procede lo poco o mucho que tiene de perfecto. Él mismo no puede habérselo proporcionado, porque en ese caso se hubiera dado todo lo que le falta para ser máximamente perfecto, luego debe existir otro ser que sea quien le ha suministrado su mayor o menor grado de perfección, y a ese ser, si no es máximamente perfecto, uno más perfecto debe haberle comunicado su grado de perfección, luego al final debe estar Dios, como ser máximamente perfecto, dispensando perfecciones.

Para entender la prueba hay que considera que Descartes piensa que, en nuestra mente, primero es la idea de Dios y después, por limitación de esta, las de menor perfección. Es decir, no ocurre, según Descartes, que podamos construir la idea de algo perfecto partiendo de algo imperfecto. Más bien es al revés, partimos de la idea de algo absolutamente perfecto y de ahí podemos derivar la idea de algo que sea menos perfecto, aunque también,

23. ¿Por qué la existencia de Dios garantiza la veracidad de las ideas innatas?

Tras estas demostraciones Descartes cree contar con la existencia de un ser máximamente perfecto que, además, ha incluido en su mente ciertas nociones innatas.

Las ideas innatas no están incluidas en el hombre como cosas en un cajón. Más bien ocurre que Dios es quien suministra la razón al ser humano, y esta, al operar de modo natural y espontáneo, las produce.

La cuestión es que al ser por definición perfecto tiene que ser bueno y veraz. Siendo veraz no engaña, y como de él procede la razón que hace que se den las ideas innatas que tenemos, todas ellas quedan automáticamente garantizadas.

24. ¿Cómo se demuestra la existencia del mundo exterior en Descartes?

Lo que Dios garantiza es la realidad, la verdad, de aquellas ideas innatas que tenemos. Como una de esas ideas es la idea de extensión, eso significa que, necesariamente, existe un mundo extenso. Es decir, la existencia de una idea como innata garantiza que esa idea no puede ser falsa, y por tanto, habiendo sido puesta por Dios, y no pudiendo él mentir, tiene que corresponder con algo real.

Sin embargo, la idea de azul, o verde –por ejemplo- no son ideas innatas. Y así, bien pudiera ocurrir, como además Descartes pensará, que el mundo extenso no sea en realidad ni azul ni verde, ya que las ideas de los colores no son innatas, y no están por tanto garantizadas por Dios.

25. Además de la veracidad de las ideas innatas ¿qué otra garantiza la existencia de Dios de importancia para el conocimiento?

Además, de esto, el modo bondadoso de ser de Dios, garantiza que no existe un Genio Maligno que pueda estar continuamente engañándome cuando realizo deducciones.

26. Si Dios garantiza la verdad de las ideas innatas ¿a qué se debe el error humano?

Y así, cuando me engaño o me equivoco no es debido a Dios ni a las ideas innatas, sino a que me precipito y o bien tomo por innato algo que procede de los sentidos, o bien me precipito y creo haber deducidos cosas cuyos pasos no son todos legítimos.

27. ¿Qué dos beneficios tiene el uso del método según Descartes?

La razón, como luz natural del hombre, obraría por sí misma con absoluta seguridad y fiabilidad, sin embargo, el hábito de obrar sin método ha producido en ella cierta ceguera que hace necesario que el hombre sea precavido en sus investigaciones. Para ello, y para recuperar esa luz natural de la razón, es necesario pensar con método, hasta el punto de que es preferible renunciar a la búsqueda de la verdad que buscarla sin método

"Entiendo por método, reglas ciertas y fáciles, mediante las cuales el que las observe exactamente, no tomará nunca nada falso por verdadero, y no empleando inútilmente ningún esfuerzo de la mente, sino aumentando siempre gradualmente su ciencia, llegará al conoci­miento verdadero de todo aquello de que es capaz" Descartes, Reglas para la dirección del espíritu, (regla IV, 371-2),

El método además de prevenir del error, entrena a la mente en el uso natural de la intuición.

Consiste en cuatro pasos; el primero referido a la intuición, el resto a la deducción:

28. ¿En que consiste la regla de la intuición?

Regla de la intuición. Sólo se aceptará como verdadero aquello que se me represente como evidente; es decir, con claridad y distinción. Claridad es la presencia de una idea a un espíritu atento. Distinción se refiere a un conocimiento tal del contenido de una idea, que haga imposible que pueda ser confundida con otra.

29. ¿En qué consiste la regla del análisis?

Regla de análisis. El problema a estudiar se analizará hasta llegar a los elementos simples, es decir a las ideas innatas, que lo componen.


30. ¿En qué consiste la regla de la síntesis?

Regla de la síntesis. Consiste en lo contrario de lo anterior, una vez que se tiene lo simple y fácil de conocer se subirá poco a poco y por pasos hasta el conocimiento de lo más complejo. El modelo es geométrico, se parte de ideas simples (puntos, rectas...) y se pasa a formular teoremas.

31. ¿En qué consiste la regla de la enumeración?

Regla de la enumeración. Se tratará aquí de revisar todo el proceso para asegurarse de que no se ha cometido error. En la medida de lo posible establecer una cierta visión intuitiva del todo basándonos en la intuición precisa de las partes.

martes, 29 de enero de 2008

Contestaciones de la 10 a la 20

Sigue preparando el examen

10. ¿A qué denomina Descartes “cogito” o “pensamiento”?
Para expresar esa primera verdad que ha hallado afirma “cogito ergo sum”, que en general se traduce por “pienso luego existo”. “Cogito”, no sólo hace referencia al pensamiento en sentido estricto, sino a cualquiera de los distintos actos psíquicos que puede realizar el sujeto, como amar, creer, imaginar, odiar…
Por tanto, la forma de “cogito ergo sum”, lo que afirma es que si hay un acto de conciencia –lo que Descartes denomina “pensamiento”- entonces el sujeto existe, ya que el acto de pensar exige un pensador que lo realice, o donde el pensamiento se dé.
Descartes considera que los distintos actos de conciencia no pueden existir por sí mismos, y exigen la existencia de un yo –una especie de sustancia mental- en la que darse. Pues bien, la existencia del alma es tomada por Descartes como la primera verdad indubitable de su edificio. Su originalidad no está en enunciar el cogito sino en tomarlo como primer principio para deducir a partir de él el resto del conocimiento.
Lo que Descartes ha demostrado que existe no es el cuerpo de la persona, ni nada semejante, es el sujeto pensante, luego ese "yo" del cogito queda reconocido como sustancia pensante independiente de cualquier cosa material, ya que para afirmarla no necesita, ni además podría afirmar, la existencia de algo material. Ese sujeto que existe —el alma— es distinto del cuerpo y autónomo respecto a él.

11. ¿Es su primera verdad una deducción? ¿qué si no?
Una vez que Descartes ha establecido su primera verdad decide analizarla para ver que es lo que tiene de especial que la hace estar fuera de toda posible duda.
Lo primero que observa es que su verdad no procede de una deduc­ción, sino que más bien ocurre que él la ve, con la inteligencia, en una especie de intuición racional o mental, que él denomina intuición a secas.
Esa intuición es directa, inmediata y simultánea, en el sentido de que él ve de modo simultáneo que piensa y que existe; y es esa visión la que excluye toda posibilidad de duda y error; es decir, lo que ve lo ve con evidencia.

12. ¿Cuándo un conocimiento es evidente?
Verlo con evidencia es verlo de una forma clara y distinta. Entenderá por claridad la presencia de una idea a un espíritu atento, y distinción será cuando esa presencia de la idea sea tal que sea imposible que pueda ser confundida con otra.
Pues bien, cualquier cosa que se presente al espíritu con claridad y distinción será tomada por evidente, como ocurre con el cogito.

13. ¿Cuál es el criterio de verdad para Descartes?
Y por tanto la evidencia se constituye en el criterio de verdad mediante el cuál reconocer si se está ante una verdad o si se está ante algo dudoso.
La cuestión es ¿y no podría el Genio Maligno engañarle y hacerle ver como ver como evidente cosas que no lo son? Descartes considera que no. Lo que Descartes está intentando establecer con su criterio de verdad es un procedimiento para asegurarse de que algo es verdadero más allá de toda duda. ¿Porqué la proposición que enuncia el cogito le parece una verdad más allá de toda duda? No es porque sea una deducción, ni es algo que se base en otra proposición; es porque al fijarse en ella la “ve” evidente; clara y distinta. Ese “ver” claro y distinto es la manera de justificar la verdad de los principios del conocimiento, las demás proposiciones verdaderas de las ciencias que no son principios, lo serán por deducirse de estos. Es decir, Descartes, como el pensamiento moderno en general, es fundacionalista. Las verdades se basan unas en otras ocurriendo que las primeras, las que no se basan en otras, se saben verdaderas por intuición racional; por claridad y distinción.
Es a través de la intuición como se obtendrán los principios verdaderos del conocimiento.
Y así, con esa regla que es la evidencia para conocer qué es o no conocimiento, Descartes se da cuenta de que puede saber más cosas; algunas verdades de la matemática o de la lógica le parecen evidentes.
Por ejemplo que 1+1=2, la explicación está en que uno puede representarse en la mente la operación de forma completa, verla entera de modo simultáneo, y al hacerlo, darse cuenta, que lo ve de modo claro y distinto. Sin embargo, una operación matemática que tenga pasos, como la suma de 234+27=361, no la puede ver evidente.


14. Además de la evidencia que le proporcionan las intuiciones claras y distintas, ¿qué otra cosa debe justificar para establecer el conocimiento científico?
La evidencia es un procedimiento para conocer verdades, pero es insuficiente para establecer el conocimiento científico, aún le hace falta justificar la deducción.
Es decir, aunque podamos saber una serie escasa de proposiciones, principios, son verdaderos por intuición, aún necesitaríamos justificar la deducción para así poder, a partir de ellos, obtener otras proposiciones verdaderas. Sin embargo la hipótesis del Genio Maligno impide justificar como válida la deducción, ya que la deducción requiere pasos, y cuando atendemos a uno de ellos el Genio Maligno podría habernos cambiado el resultado del anterior.

15. ¿Qué es la deducción?
La deducción es un procedimiento que, a partir de las verdades intuidas, obtiene otras de forma necesaria. Se basa, pues en la intuición, y por ello no es un procedimiento directo, sino indirecto, de obtener conocimiento.
Consiste en un movimiento continuo e ininterrumpido del pensamiento, que percibe con evidencia cada cosa pero separadamente, una por una.

16. ¿Por qué se dice que la deducción es mediata?
La deducción es una intuición sucesiva por la cual se pasa, paso a paso, de un término a otro, por eso su operación no es inmediata sino mediata.

17. ¿Por qué la intervención del Genio Maligno podría alterar la veracidad de lo deducido?
En la deducción, además de la inteligencia, interviene la memoria. Que intervenga la memoria hace que el Genio Maligno pueda alterar sus resultados, y por tanto la hace inútil como instrumento para obtener ciencia mientras previamente no se demuestre la inexistencia de un tal Genio Maligno.
Pues bien, el proyecto de Descartes consistirá en demostrar la inexistencia del Genio Maligno para poder así justificar el uso de la deducción. Para ello Descartes deberá hacer varias cosas. Primero analizará las ideas que tiene, mostrando que existen ideas innatas. Tras esto demostrará la existencia de Dios, y es entonces cuando se encontrará en condiciones de demostrar que el Genio Maligno no existe, que la deducción es legítima, y que nuestro conocimiento se basa, y parte, de ideas innatas que han sido puestas por Dios, que es quien garantiza su verdad.

18. ¿Qué clases de cosas pueden ser los pensamientos según Descartes?
Hasta ahora Descartes ha mostrado que existe el yo, y también que existen representaciones mentales o pensamientos. Lo siguiente será analizar cómo son esas representaciones.
Los pensamientos pueden ser ideas, deseos, emociones y juicios, son estos últimos los que, estando formados por ideas, pueden ser verdaderos o falsos.
Por ejemplo el juicio "El mundo existe" está formado por las ideas de "mundo" y de "existencia".

19. ¿Qué clasificación hace Descartes de las Ideas?
Analizando las distintas clases de ideas que forman los juicios encuentra que se pueden clasificar en tres tipos distintos.
Por un lado estarían las ideas adventicias o adquiridas, que son aquellas que parecen provenir de nuestra experiencia externa.
Por ejemplo la idea de mesa, montaña, agua, gato
También se encuentran las ideas facticias o artificiales, que son las que se construyen en la mente a partir de otras ideas.
Por ejemplo la quimera, que sería un ser con cuerpo de cabra y cabeza de león.
Y por último están las ideas innatas o naturales.
Descartes llega a la conclusión de que hay ideas innatas ya que encuentra que dispone de algunas ideas que no parecen ni procedentes de la experiencia –adventicias- ni construidas por la unión de otras ideas -facticias.
Ejemplo de estas ideas son las de “pensamiento”, “verdadero”, o “falso”.
Ahora bien, si no proceden de fuera de su mente, ni las ha construido su mente a partir de lo que procede de fuera, entonces es que su origen sólo puede estar en la propia mente; es decir, sin innatas y son producto de la propia mente al operar de una forma natural y espontánea.

20. ¿Cuál es la primera forma, la más parecida al argumento ontológico, de demostrar a Dios por parte de Descartes?
El siguiente paso de Descartes será demostrar la existencia de Dios. Para ello se vale de tres pruebas, la primera de ellas es una prueba a priori muy semejante al argumento ontológico. Dice que por la sola consideración de la idea de Dios se conoce claro y distinto que Dios existe, ya que en el concepto de Dios está que es un ser necesario, luego si es necesario tiene que existir.

domingo, 27 de enero de 2008

Contestación a las 9 primeras preguntas

DESCARTES CUESTIONARIO
1.¿Qué escuela es antagonista a la racionalista?
Su antagonista será la escuela empirista que se desarrolla fundamentalmente en Gran Bretaña

2. ¿Cuál es el problema fundamental en las filosofías de la época moderna?
El problema de la época será precisar de dónde provienen las ideas y principios a partir de los cuales se deducen las demás propo­siciones científicas. Ambas escuelas mantienen su preocupación por el origen del conoci­miento.

3.¿Cómo responden los racionalistas al problema del origen del conocimiento?
Mientras el racionalismo entiende que el origen de los mismos se encuentra en la razón, el empirismo afirmará que todos nuestros conocimientos proceden, de forma directa o indirecta, de la experiencia sensible.
El ideal del sistema de los conocimientos, denominado ciencia, tiene para el pensamiento moderno una estructura similar a la que presenta la matemática. En la matemática existen una serie de teoremas que se deducen de proposiciones anteriores hasta llegar a las primeras proposiciones denominadas axiomas que ya no se deducen de otras previas. Análogamente el filósofo moderno considerará que el conocimiento denominado ciencia se forma a partir de ciertos principios e ideas; y la cuestión está en establecer cuál es el origen de esas primeras nociones. El racionalista considera que proceden de la propia mente, el empirista dirá que proceden de la experiencia.

4. ¿Qué ideas sintetizan el pensamiento racionalista?
Las ideas racionalistas pueden sintetizarse en las tres siguientes:
1. Todo nuestro conocimiento científico puede construirse de forma deducti­va a partir de ciertas ideas y principios que son innatos al entendimiento, y que, por tanto, se obtienen fuera de toda experiencia sensible.
Hay que entender que se está hablando de conocimiento científico; conocimiento universal. La afirmación de que la Tierra tiene una luna no es una ley universal, sino un dato de experiencia, y no tiene por qué deducirse desde la propia razón. Pero una vez que la experiencia suministra el dato concreto de cuántos lunas tiene la Tierra nos queda por saber cómo son las leyes del movimiento de esas lunas, y es ahí cuando se plantea la cuestión de si podemos deducir a partir de principios e ideas que no se basan en la experiencia, sino que se encuentran en la mente de modo innato, cuáles y cómo sean esas leyes del movimiento. Por tanto, las leyes universales serían las que se basarían en nuestras ideas innatas, mientras que para aplicarlas necesitaríamos la información que suministran los sentidos.
2. Hay una coincidencia entre la capacidad intelectual de la razón y el ámbito de la realidad, de modo que todo lo que es real es cognoscible racionalmente, y no hay nada real que se escape a la posibilidad de ser conocido por la razón.
3. Quien en última instancia garantiza esta correspondencia entre razón y realidad es Dios.

5. ¿Cuál es el objetivo que se plantea Descartes como proyecto filosófico?
De acuerdo con el espíritu de la época, en la que las matemáticas aplicadas a la ciencia están produciendo una revolución científica, Descartes va a intentar aplicar el método matemático a todos los campos del saber, incluida la filosofía.

6. ¿Qué es la duda metódica? ¿Cuál su objetivo?
Por ello, y de manera metodológica, comenzará poniendo en duda todos los supuestos conocimientos mantenidos hasta el momento. A este proceso se le denomina duda metódica, y su objetivo no es llegar al escepticismo, al contrario, se trata de llegar a un género de verdades que se encuentren más allá de toda duda posible, que podamos afirmar, sin ninguna duda, que son ciertos; y a partir de encontrar esas verdades primeras deducir desde ellas las demás.
La cuestión así planteada va a centrarse en encontrar alguna verdad, o verdades, que siendo indudables sirvan de principio para poder deducir a partir de ellas todas las demás verdades que el espíritu humano es capaz de conocer.
La característica esencial de lo buscado es su indudabilidad. Cualquier conocimiento que tengamos, en tanto que su verdad dependa de otro conocimiento, o sea conocimiento dudoso, no podrá ser principio del conocimiento humano. Si en verdad existen proposiciones primeras que fundamentan todo el resto del conocimiento humano, éstas tendrán que ser certezas cuya verdad no dependa de otras proposiciones sino cuya verdad se garantice por sí misma.

7. ¿Qué clase de conocimientos desecha Descartes a través de la duda metódica?
Revisando las distintas clases de conocimiento que usualmente se tienen se da cuenta que aquellas presuntas verdades que se suponen tales por la autoridad de los maestros y del saber antiguo son dudosas, es decir podrían ser falsas, luego de acuerdo al procedimiento de la duda metódica deben desestimarse.
No se desestiman porque Descartes considere que son falsas, esas proposiciones podrían ser verdaderas, sino porque no puede demostrar que lo sean.
Las personas podemos creer en la verdad de lo que nos dice un amigo, un familiar o un maestro, y además ser cierto que lo creído era verdad. Pero una cosa es creer y otra saber, y de lo que se trata aquí no es de en qué cosas que he creído ciertas he acertado en creerlas, sino de qué sé, con absoluta seguridad, que sea verdad.

8. ¿Por qué razones deben descartarse los conocimientos que se basan en la experiencia?
También deben descartarse todas las supuestas verdades que tienen su origen en los órganos sensoriales, y esto por tres motivos. El primero porque los sentidos a veces engañan, y por tanto podrían engañarme ahora, cuando percibimos.
Es corriente la experiencia de haber tenido ilusiones perceptivas o incluso alucinaciones. Cuando tenemos una experiencia de ese tipo, por ejemplo cuando percibimos un palo semisumergido y nos parece doblado, resulta ser contradictorio con nuestra experiencia del palo, que parece recto, una vez sacado completamente del agua. Luego de ahí se sigue que nuestro conocimiento, basado en la experiencia, puede ponerse en duda, y que si salimos de la duda tendrá que ser por algo que no es conocimiento de experiencia y que nos diga qué experiencia es la buena y cuál la mala.
El segundo porque durante el sueño nos parece que percibimos cosas, y no podemos estar completamente seguros, seguros más allá de toda duda, que cuando creemos estar percibiendo no estemos en realidad soñando.
Descartes no afirma que estemos soñando ahora, y más bien él cree que no lo estamos haciendo. Pero la cuestión no es, de nuevo, lo que creemos o dejamos de creer, sino lo que sabemos y dejamos de saber.

¿Sabemos con completa seguridad, no meramente creemos, que no estamos soñando ahora? Durante la mayoría de los sueños que tenemos creemos estar despiertos, creemos que las cosas que nos suceden son reales, y por eso nos dan miedo o alegría…, sin embargo, tras despertarnos, nos damos cuenta que nuestra creencia de que estábamos despiertos era falsa. Es decir, que creer que estamos despiertos no es lo mismo que saber que estamos despiertos; y por tanto ¿sabemos ahora, y no sólo creemos, que estamos despiertos? Descartes considera que no, aunque personalmente pueda creer –no saber- que está despierto.
En el tercer argumento Descartes habla de la posibilidad de imaginar que exista un Genio Maligno, con un poder semejante al de Dios, que utilizara su poder para engañarme y hacerme creer que son ciertas cosas que no lo son.
Descartes no afirma que tal Genio exista realmente. Lo que Descartes sugiere es que, mientras no seamos capaces de demostrar que tal Genio no existe, entonces es que su existencia es posible –aunque sea todo lo improbable que se quiera- y si su existencia es posible entonces no sabemos que lo que nos parece estar percibiendo no sea más que una ilusión formada por el Genio, aunque creamos firmemente que no es así; pero de nuevo, una cosa es creer y otra saber; y de lo que aquí se trata es de si sabemos que lo que la experiencia nos muestra es real.
La hipótesis del Genio Maligno no sólo alcanza en su duda a aquellas proposiciones cuya verdad se funda en la experiencia, sino que extiende su validez a aquellas proposiciones de la matemática que se establecen cuando operamos, y también a aquellas otras verdades de la lógica que establecemos tras un proceso deductivo.
Cuando realizamos una suma matemática, por ejemplo la de 26+15, operamos por etapas, en la primera sumamos 6+5, obtenemos 11, escribimos un 1 y recordamos que nos llevamos una unidad; a continuación sumamos el 2 y el 1, obtenemos 3, y recordamos que nos llevábamos una de la suma anterior, y la añadimos, dando como resultado 4. Ahora bien ¿no podría el Genio Maligno engañar nuestra memoria para que cuando nos parece que nos había llevado 1 no fueran realmente 2?, o ¿no podría el Genio Maligno cambiar lo escrito en la primera operación –el 1- por otro número distinto para engañarnos en el resultado final de 41? Es decir, siempre que el proceso de conocimiento siga una serie de pasos, como cuando sumamos o cuando deducimos en lógica, es posible que el Genio Maligno altere nuestra memoria, o altere la información escrita, de manera que nunca tenemos la completa seguridad de que nuestras operaciones sean ciertas, al menos mientras exista la posibilidad de que un Genio tal nos engañe. Y de hecho, y sin tener que recurrir al Genio Maligno, Descartes señala que en ocasiones nos equivocamos al deducir o al sumar, luego no la verdad de esas operaciones no está sujeta a infabilidad.

9. ¿Cuál es la primera verdad que descubre Descartes?
Pues bien, en ese estado de duda, que ya no sólo afecta a nuestro conocimiento de la experiencia, sino que alcanza a la matemática y a la lógica, cuando Descartes descubre su primera verdad.
Descartes se encuentra dudando de todo, ahora bien, para dudar o incluso para poder ser engañado por el Genio Maligno es necesario que el sujeto que va a ser engañado exista; será necesario que el propio Descartes exista.
Lo que Descartes está indicando es que si él no existe no puede ser engañado por el Genio Maligno, luego tiene que existir. Supongamos que el Genio Maligno quiere engañar a Descartes para que él piense que existe; no podría, porque para poder engañarle tiene, previamente, que existir; luego sólo si Descartes existe puede ser engañado, luego Descartes existe.
O también, no es posible que Descartes dude de su existencia si él mismo no existe. Porque para dudar hace falta que alguien dude, y si Descartes duda de que existe, es que Descartes necesariamente existe, ya que duda y para dudar es necesario previamente ser.

miércoles, 23 de enero de 2008

Cuestionario

Responde correctamente y prepara el examen del 4-febrero



DESCARTES CUESTIONARIO

1.¿Qué escuela es antagonista a la racionalista?
2. ¿Cuál es el problema fundamental en las filosofías de la época moderna?
3. ¿Cómo responden los racionalistas al problema del origen del conocimiento?
4. ¿Qué ideas sintetizan el pensamiento racionalista?
5. ¿Cuál es el objetivo que se plantea Descartes como proyecto filosófico?
6. ¿Qué es la duda metódica? ¿Cuál su objetivo?
7. ¿Qué clase de conocimientos desecha Descartes a través de la duda metódica?
8. ¿Por qué razones deben descartarse los conocimientos que se basan en la experiencia?
9. ¿Cuál es la primera verdad que descubre Descartes?
10. ¿A qué denomina Descartes “cogito” o “pensamiento”?
11. ¿Es su primera verdad una deducción? ¿qué si no?
12. ¿Cuándo un conocimiento es evidente?
13. ¿Cuál es el criterio de verdad para Descartes?
14. Además de la evidencia que le proporcionan las intuiciones claras y distintas, ¿qué otra cosa debe justificar para establecer el conocimiento científico?
15. ¿Qué es la deducción?
16. ¿Por qué se dice que la deducción es mediata?
17. ¿Por qué la intervención del Genio Maligno podría alterar la veracidad de lo deducido?
18. ¿Qué clases de cosas pueden ser los pensamientos según Descartes?
19. ¿Qué clasificación hace Descartes de las Ideas?
20. ¿Cuál es la primera forma, la más parecida al argumento ontológico, de demostrar a Dios por parte de Descartes?
21. ¿Cómo es la demostración de Dios que apela a los grados de ser o perfección de las ideas?
22. ¿Cómo es la demostración de Dios que apela a las perfecciones de Descartes?
23. ¿Por qué la existencia de Dios garantiza la veracidad de las ideas innatas?
24. ¿Cómo se demuestra la existencia del mundo exterior en Descartes?
25. Además de la veracidad de las ideas innatas ¿qué otra garantiza la existencia de Dios de importancia para el conocimiento?
26. Si Dios garantiza la verdad de las ideas innatas ¿a qué se debe el error humano?
27. ¿Qué dos beneficios tiene el uso del método según Descartes?
28. ¿En que consiste la regla de la intuición?
29. ¿En qué consiste la regla del análisis?
30. ¿En qué consiste la regla de la síntesis?
31. ¿En qué consiste la regla de la enumeración?
32. Enumera los pasos del método
33. ¿Por qué considera Descartes que hay unidad de la ciencia?
34. ¿Qué entiende Descartes por sustancia?
35. ¿Cuántas clases de sustancias, reales o por analogía hay, cómo se denominan, y cuál es su dominio?
36.¿Qué atributos acompañan necesariamente a la sustancia extensa y a qué clase de cualidades dan lugar?
37. ¿Cuáles son y qué caracteriza a las cualidades secundarias?
38. ¿Existen en la realidad las cualidades primarias y secundarias según Descartes?
39. ¿Cómo es la ciencia que propone Descartes?
40. ¿Qué concepción tiene Descartes de los animales?
41. ¿Por qué el determinismo no afectará a las almas según Descartes?
42.

¿Qué problema surgirá a partir de establecer la dicotomía entre sustancia extensa y pensante?


Alma- Cuerpo

El dualismo sustancial de Descartes
A comienzos del siglo XVII, la obra de Galileo y Descartes ponen los cimientos de la ciencia y la filosofía modernas. Por un lado, la nueva ciencia de Galileo exigía la utilización de un método de investigación experimental para la explicación de los fenómenos físicos; por otro, la nueva filosofía de Descartes quiere sentar las bases de un pensamiento racional autónomo de las ideas religiosas, capaz por sí solo de descubrir certezas. Se produce a partir de entonces en todas las esferas del conocimiento un cambio radical de perspectiva respecto a las cuestiones que se habían planteado desde Platón y Aristóteles. En lo que respecta al problema que estamos examinando, la filosofía de Descartes supone la disolución del planteamiento antiguo del problema como problema de la relación entre el alma y el cuerpo en un Cosmos teleológico, y la emergencia de un nuevo planteamiento del problema como problema de la relación entre la mente y el cuerpo en un Cosmos mecanicista.
La nueva ciencia de Galileo tiene como consecuencia una nueva concepción de la Naturaleza que desplaza la antigua concepción teleológica del Cosmos, sustituyéndola por una concepción mecanicista, en la que la cuestión de los fines queda totalmente relegada. El Cosmos es concebido como un mecanismo de fuerzas en el que los cuerpos se influyen recíprocamente según leyes puramente mecánicas. Es posible conocer matemáticamente las leyes que producen los fenómenos naturales, sin necesidad de plantearse la cuestión de la finalidad última de tales fenómenos. La concepción teleológica exigía elaborar teorías generales que explicaran la totalidad del universo. La concepción mecanicista se limita a elaborar teorías particulares de un conjunto limitado de fenómenos.
En el marco de esta concepción mecanicista del Cosmos, Descartes elimina la noción clásica del alma como principio de vida y movimiento, estableciendo una distinción radical entre el alma y el cuerpo. El alma es puro pensamiento pero carece de extensión. Los cuerpos son extensos y se rigen por causas puramente mecánicas pero son incapaces por completo de pensar. Alma y cuerpo son dos sustancias de naturaleza totalmente distinta y se encuentran separados. No hay ya un alma vegetativa o sensitiva que posibilite y regule las funciones de los seres vivos y los dirija hacia un determinado fin, sino que son puros mecanismos cuyo funcionamiento es posible explicar mediante leyes mecánicas. El alma es algo totalmente diverso: una mente pensante que no se rige por leyes mecánicas sino por leyes lógicas que están impresas en la mente en el momento del nacimiento.
El dualismo sustancial de Descartes tiene importantes consecuencias:
1) Hace posible una explicación mecanicista del Cosmos, independiente por completo de la religión. La regularidad mecánica de los fenómenos naturales hace posible su conocimiento científico.
2) Afirma la total libertad del pensamiento humano, ya que al ser la mente una sustancia totalmente distinta del cuerpo, no está sometida a las leyes mecánicas.
3) Se hacía posible el estudio autónomo de la mente humana, ya que los fenómenos mentales no podían ser explicados como los fenómenos físicos y la introspección es el único acceso posible a los contenidos de la conciencia.
Pero la separación radical entre mente y cuerpo que hacía posible la nueva ciencia introducía un problema de difícil solución: Si alma y cuerpo son dos sustancias enteramente distintas, ¿cómo las afecciones del cuerpo pueden producir las ideas de la mente y cómo las ideas de la mente pueden producir acciones del cuerpo?
El problema de la relación entre la mente y el cuerpo sólo surge en los seres humanos, ya que, según Descartes, la única evidencia de que algo tiene mente es la posesión de lenguaje, por lo que ni los animales ni las máquinas tienen mente. El problema de las relación entre la mente y el cuerpo que surge del planteamiento cartesiano fue objeto de discusión durante los siglos siguientes y dista aún hoy de estar resuelto. Para resolver este problema, Descartes propuso la existencia de un punto en el cerebro humano (la glándula pineal, que Descartes consideraba erróneamente que sólo se encontraba en los seres humanos) donde se establecería esta comunicación. Pero esta solución era totalmente inaceptable ya que suponía la afirmación de una sustancia que sería pensante y extensa a la vez lo que era contradictorio con la propia definición cartesiana de la sustancia.
Los filósofos racionalistas trataron de resolver el problema que presentaba el dualismo mente-cuerpo, manteniendo la noción de sustancia de Descartes: los fenómenos físicos y los fenómenos mentales son totalmente diferentes, pero ni los procesos psíquicos causan los físicos ni viceversa, aunque hay una correspondencia estricta entre unos y otros.

Ayuda

Para contestar a las actividades 4-9 de la PARTE VI

Cuando Descartes supo de la condena a Galileo decidió inmediatamente retirar la publicación del Tratado del Mundo. Aquí pide disculpas por si en su obra, que ha sido ampliamente difundida en forma de manuscrito, hubiese algo que, sin percatarse ni pretenderlo, se le hubiese escapado, y que fuera contrario al Estado o a la Iglesia.
En el pensar teórico Descartes sólo quiere guiarse por la razón, de ahí su afirmación "si la razón me hubiese persuadido de ello". Pero en moral o en intervenir en los asuntos públicos siempre se ha mostrado cauteloso o miedoso. En moral hay que seguir las opiniones más aceptadas y moderadas de la sociedad. En realidad nos está diciendo que admite como límite de su expresión la autoridad del Estado y la Iglesia. La Razón le persuade de que Galileo está en lo cierto, pero ante la autoridad de la Iglesia que podía condenarlo, prefiere declarar que revisará sus ideas por si, involuntariamente, ha cometido algún desliz.
¿Qué responsabilidad social y moral tiene el científico según Descartes?
Descartes parte de consideraciones muy arraigadas en la tradición cristiana y acompaña con toda la inocencia a la ciencia nueva que acaba de nacer, en la creencia de que esa ciencia producirá progresos, probablemente también morales, para la humanidad, como más tarde afirmarán algunos ilustrados, pensamiento que desde entonces está presente en muchos discursos.
Descartes está pues criticando la filosofía escolástica por inútil y abogando por una filosofía que, junto con el conocimiento de la naturaleza, nos proporcione también los medios técnicos para dominarla y ponerla a nuestro servicio. Todo ello en consonancia con el ideal de ciencia que hemos visto en Bacon y Galileo.
Descartes tiene una concepción utilitarista de la ciencia, la considera como un medio para mejorar las condiciones de vida del hombre. Esta es la razón que nos da para justificar la publicación de su obra. Descartes es un claro defensor de la ciencia como progreso técnico para mejorar las condiciones de la vida, incluso insinúa el progreso moral derivado del conocimiento científico, sobre todo en medicina, con lo que se nos presenta como un claro precedente de la Ilustración en todo su sentido.
En los Principios Descartes compara la ciencia toda con un árbol. Allí la Medicina, la Mecánica y la Moral son las “ramas” que salen del “tronco” de la Física. La idea de que son “ramas” de la Física, es decir, se sustentan sobre los principios de ésta, no les resta en absoluto importancia. La analogía de la rama no sugiere sólo que sea una aplicación de la física y que dependa de ésta o le esté subordinada, sino que sugiere también la idea de culminación del saber. Estas ciencias culminan la sabiduría humana, la completan, son la finalidad que se persigue con el estudio de la Física.
En el Discurso, Parte VI, Descartes destaca la enorme importancia que concede a la medicina y cómo es la finalidad a la que se dirige nuestro conocimiento de la naturaleza.
Efectivamente, le da a este conocimiento dos finalidades: 1) invención de artificios que harán nuestra vida más cómoda, al permitirnos el dominio técnico de la naturaleza. 2) la conservación de la salud, la cual es “el primer bien y el fundamento de los demás”.
A continuación da dos argumentos para resaltar la importancia de la medicina: a) según su concepción dualista, el hombre es cuerpo y alma, pero ambos se encuentran tan íntimamente ligados que lo que acontece en el cuerpo no deja de influir sobre el alma. Por tanto no ha de descartarse que el cuidado del cuerpo haga a los hombres más sabios, hábiles, dominen mejor sus pasiones, etc. b) El conocimiento del cuerpo nos puede librar de enfermedades (tanto del cuerpo como del espíritu), de la debilidad de la vejez, etc.
Recuérdense también las circunstancias de la época, que sin duda influyen en esta alta valoración de la Medicina. El siglo XVII fue un siglo terrible en cuanto a mortandad, debido a las guerras, las epidemias de peste, las hambrunas, la caza de brujas, las migraciones. La mortalidad infantil era elevadísima; la vida media de los hombres muy corta, apenas casi nadie llegaba a viejo. Henry Kamen en El Siglo de Hierro ha calculado que la esperanza de vida media de la nobleza europea occidental era de 28 años, y la de los pobres era aún inferior. En estas condiciones históricas, no tiene nada de extraño que Descartes conceda semejante importancia a la Medicina.

Experimentos

En el Discurso del Método, después de haber expuesto la moral provisional, Descartes insiste en la importancia que tiene para el hombre la elección de la ocupación que ha de seguir en la vida. El mismo declara haber escogido deliberadamente la de científico, después de haber considerado a fondo las varias ocupaciones de los hombres. "Había experimentado tan grandes satisfacciones, dice, desde que había empezado a servirme de este método, que no creía pudiera experimentar otras más dulces ni más inocentes en esta vida; y descubriendo todos los días alguna verdad que me parecía bastante importante y comúnmente ignoraba por los demás hombres, la satisfacción que sacaba de ello llenaba de tal manera mi espíritu, que nada de lo demás me importaba". Con todo, al fin del mismo, Discurso, Descartes se muestra consiente de los limites de sus posibilidades, debido, sobre todo, a la brevedad de la vida y a la falta de un numero suficiente de experimentos. Descartes partió de principios generalísimo para explicar los fenómenos particulares de la naturaleza; pero reconoce que los fenómenos, la mayoría de las veces, pueden explicarse de distintas maneras, partiendo del fundamento de los mismos principios; y cuál de estas maneras sea la verdadera es cosa que sólo el experimento puede decidir. La posibilidad de hacer experimentos es, pues, el limite de la explicación científica. "Veo claramente, dice, el camino que hay que seguir; pero veo también que los experimentos necesarios para este fin son tales y tantos, que ni mis manos y mi riqueza, aunque tuviese mil veces más, podrían bastar para todos; y deberé contentarme con progresar en el conocimiento de la naturaleza de un modo limitado a las experiencia que podré hacer". El experimento es, pues, para Descartes, la confirmación de una doctrina científica más bien que su punto de partida. En esto su método difiere al de Galileo, que se atiene estrechamente a los resultados de la experiencia. El desarrollo ulterior de la ciencia debía ser más conforme al método de Galileo que al de Descartes. Pero la obra de Descartes, por un lado, abría más las amplias perspectivas a la explicación mecánica del mundo natural; por otro, establecía, con el principio de la subjetividad racional del hombre, el primero y fundamental supuesto del pensamiento moderno.
www.monografías.com

sábado, 19 de enero de 2008

Páginas 49-52: Esquema

A. DIOS = CRITERIO DE VERDAD


Ideas de las cosas sensibles
Las causas de esas ideas: las cosas corpóreas
Las cosas materiales existen




El mundo existe


B. 3 ÁMBITOS DE LA REALIDAD

Dios = substancia infinita
Yo = substancia pensante
Cosas materiales = substancia extensa

Substancia: lo que existe
· Definición = no tener necesidad más que de sí mismo para existir
· en sentido estricto: sólo es aplicable a Dios
· por analogía: seres que percibimos con claridad y distinción que no necesitan de ninguna otra cosa, excepto Dios, para existir

Yo
Cuerpos materiales
mutuamente independientes

no se necesitan el uno al otro para existir



· no podemos percibir directamente la substancia



percibir un atributo: propiedad





Atributo esencial:
del yo = pensamiento
cosas materiales = extensión


C. CUALIDADES DE LA RES EXTENSA

¿Las cosas son como las percibimos?

Cualidades:
Ø Primarias:
o se perciben con claridad y distinción
o expresarse matemáticamente
o existen objetivamente independientemente del sujeto
o extensión, movimiento y figura

Ø Secundarias:

o Apreciaciones subjetivas
o Función utilitaria


D. EXPLICACIÓN MECANICISTA: Lee páginas 51-52

La física

De la existencia de Dios y sus propiedades, deriva ya Descartes fácilmente la realidad de las naturalezas simples en general, y, por tanto, de los objetos matemáticos, espacio, figura, número, duración, movimiento. La metafísica le conduce sin tropiezo a la física. Esta debuta en realidad con la distinción esencial del alma y del cuerpo. El alma se define por el pensamiento. El cuerpo se define por la extensión. Y todo lo que en el cuerpo sucede, como cuerpo, puede y debe explicarse con los únicos elementos simples de la extensión, figura y movimiento. Hay, pues, que considerar dos partes en la física cartesiana. Una, en donde se trata de los sucesos en los cuerpos (mecánica), y otra, en donde se trata de definir la sustancia misma de los cuerpos (teoría de la materia).
La física de Descartes es, como todo el mundo sabe, mecanicista; Descartes no quiere más elementos, para explicar los fenómenos y sus relaciones, que la materia y el movimiento. Todo en el mundo es mecanismo y, en la mecánica misma, todo es geométrico. Así lo exigía el principio fundamental de las ideas claras, que excluye naturalmente toda consideración más o menos misteriosa de entidades o cualidades. La física de Descartes es una mecánica de la cantidad pura. El movimiento queda despojado de cuanto atenta a la claridad y pureza de la noción; es una simple variación de posición, sin nada dinámico por dentro, sin ninguna idea de esfuerzo o de acción, que Descartes rechaza por oscura e incomprensible. La causa del movimiento es doble. Una causa primera que, en general, lo ha creado e introducido en la materia, y esta causa es Dios. Una vez introducido el movimiento en la materia, Dios no interviene más, si no es para continuar manteniendo la materia en su ser; de aquí resulta que la cantidad de movimiento que existe en el sistema del mundo es invariable y constante. Pero de cada movimiento en particular hay una causa particular, que no es sino un caso de las leyes del movimiento. Estas leyes son tres: la primera, es la ley de inercia, hermoso descubrimiento de Descartes que, aunque no hubiese hecho otros, bastaría para colocarlo entre los fundadores de la ciencia moderna. La segunda, es la de la dirección del movimiento: un cuerpo en movimiento tiende a continuarlo en línea recta, según la tangente o la curva que descubra el móvil. La tercera ley, es la ley del choque, que Descartes especifica en otras leyes especiales. Todas ellas son falsas. La mecánica cartesiana, tan profunda y exacta en sus dos primeros principios, se desvía y falsea en el último, precisamente por el exceso de geometrismo, con que concibe la materia y el movimiento. Es bien conocida la corrección fundamental que Leibnitz hace a la física de Descartes: no es la cantidad de movimiento lo que se conserva constante en la naturaleza, sino la fuerza viva, la energía. Pero Descartes, en su afán de no admitir nociones oscuras, considera las nociones de energía o fuerza como incomprensibles, porque no son geométricamente representables, y las desecha para limitarse a concebir en la materia la pura extensión geométrica.
Llegamos, pues, a la segunda parte de la física, a la teoría de la materia. Aquí domina el mismo espíritu que en la mecánica. La materia no es otra cosa que el espacio, la extensión pura, el objeto mismo de la geometría. Las cualidades secundarias que percibimos en los objetos sensibles son intelectualmente inconcebibles, y, por tanto, no pertenecen a la realidad: color, sabor, olor, etc. La materia se reduce a la extensión en longitud, latitud y profundidad, con sus modos, que son las figuras o límites de una extensión por otra.

El análisis del yo y sus consecuencias

1. ¿Qué soy yo? Una cosa que piensa dirá Descartes. ¿Y qué es una cosa que piensa?. Una cosa que siente, que quiere, que imagina... Descartes atribuye al pensamiento los caracteres de una sustancia, haciendo del yo pienso una "cosa", a la que han de pertenecer ciertos atributos. La duda sigue vigente con respecto a la existencia de cosas externas a mí, por lo que el único camino en el que se puede seguir avanzando deductivamente es el del análisis de ese "yo pienso" al que Descartes caracteriza como una sustancia pensante, como una cosa que piensa. ¿Qué es lo que hay en el pensamiento? Contenidos mentales, a los que Descartes llama "ideas". La única forma de progresar deductivamente es, pues, analizando dichos contenidos mentales, analizando las ideas.

2. Distingue Descartes tres tipos de ideas: unas que parecen proceder del exterior a mí, a las que llama "ideas adventicias"; otras que parecen haber sido producidas por mí, a las que llamara "ideas facticias"; y otras, por fin, que no parecen proceder del exterior ni haber sido producidas por mí, a las que llamará "ideas innatas". Las ideas adventicias, en la medida en que parecen proceder de objetos externos a mí, están sometidas a la misma duda que la existencia de los objetos externos, por lo que no puede ser utilizadas en el avance del proceso deductivo; y lo mismo ocurre con las ideas facticias, en la medida en que parece ser producidas por mí, utilizando ideas adventicias, debiendo quedar por lo tanto también sometidas a duda. Sólo nos quedan las ideas innatas.

3. Se trata de eliminar la posibilidad de que esas ideas puedan haber sido producidas por mí. Una vez asegurado eso Descartes analiza dos de esas ideas, la de infinito y la de perfección, y argumentando que no pueden haber sido causadas por mí, dado que soy finito e imperfecto, sólo pueden haber sido causadas por un ser proporcionado a ellas, por lo que tienen que haber sido puestas en mi por un ser infinito y perfecto, que sea la causa de las ideas de infinito y de perfección que hay en mí. A partir de ellas, demuestra Descartes la existencia de Dios mediante los dos conocidos argumentos basados en la idea de infinitud y en la de perfección.

4. Una vez demostrada la existencia de Dios, dado que Dios no puede ser imperfecto, se elimina la posibilidad de que me haya creado de tal manera que siempre me engañe, así como la posibilidad de que permita a un genio malvado engañarme constantemente, por lo que los motivos aducidos para dudar tanto de la verdades matemáticas y en general de todo lo inteligible como de la verdades que parecen derivar de los sentidos, quedan eliminados. Puedo creer por lo tanto en la existencia del mundo, es decir, en la existencia de una realidad externa mí, con la misma certeza con la que se que es verdadera la proposición "pienso, existo", (que me ha conducido a la existencia de Dios, quien aparece como garante último de la existencia de la realidad extramental, del mundo).

5. Como resultado de la deducción puedo estar seguro de la existencia de tres sustancias: una sustancia infinita, Dios, que es la causa última de las otras dos sustancias, a) la "res extensa", es decir, el "mundo", las realidades corpóreas, cuya característica sería la extensión, por la que Descartes define esta substancia; b) y la "res cogitans", la substancia pensante, de carácter no corpóreo, no extenso, inmaterial, por lo tanto, siendo estas dos últimas sustancias finitas.

La Filosofía en el Bachillerato
http://www.webdianoia.com

viernes, 11 de enero de 2008

La primera verdad

La Filosofía en el Bachillerato
http://www.webdianoia.com

La filosofía de Descartes
La primera verdad: "Pienso, existo"

Las "Meditaciones metafísicas"
1. Comienza Descartes las "Meditaciones metafísicas" planteando la situación en la que él personalmente se encuentra respecto al conocimiento. Habiendo hallado, en el que creía poseer, más motivos de duda que de certeza, se propone investigar a fondo la cuestión, a fin de determinar si hay algo verdadero en el mundo y, en caso contrario, al menos tendrá la certeza de que no hay en absoluto ninguna verdad. El método que se propone aplicar se basa en la duda, de modo que considerará falso todo aquello en lo que se encuentre el menor motivo de duda; no se trata, pues, de que Descartes se convierta en un escéptico: se trata de la llamada "duda metódica" (o también "hiperbólica", por lo exagerado, a veces, de la misma) que, como veremos, conducirá al dogmatismo.
2.
Correlativamente a la aplicación de la duda como método de investigación subraya Descartes la búsqueda de la certeza como su objetivo. Considera que un conocimiento, para ser tomado como verdadero, ha de poseer la característica de la certeza, que viene a significar una especie de seguridad en la verdad del conocimiento. Para poner un ejemplo, a todos nos parece verdadera la proposición 2 + 2 = 4; pues bien, Descartes exigirá además que estemos seguros de la verdad de esa proposición para poder considerarla como un conocimiento verdadero. La certeza viene a significar, pues, la seguridad en la verdad de nuestros conocimientos. Por consiguiente, la menor sombra de duda hará desaparecer esa certeza y Descartes considerará necesario asimilar dicho conocimiento a un conocimiento falso. Habrá que examinar, pues, si lo que hemos tomado hasta ahora por conocimientos verdaderos poseen o no esa característica, y pueden o no ser sometidos a duda. No será necesario examinarlos todos; bastará examinar los principios en que se fundan y, del mismo modo que un edificio se derrumba si fallan sus cimientos, el edificio del saber se derrumbará si los principios en que se funda resultaran ser dudosos.
1. La duda
1.1
Descartes dedicará la primera meditación a examinar los principales motivos de duda que pueden afectar a todos sus conocimientos.
A)
Los sentidos se presentan como la principal fuente de nuestros conocimientos; ahora bien, muchas veces he constatado que los sentidos me engañaban, como cuando introduzco un palo en el agua y parece quebrado, o cuando una torre me parece redonda en la lejanía y al acercarme observo que era cuadrada, y situaciones semejantes. No es prudente fiarse de quien nos ha engañado en alguna ocasión, por lo que será necesario someter a duda y, por lo tanto, poner en suspenso (asimilar a lo falso) todos los conocimientos que derivan de los sentidos. Puedo considerar, pues, que no hay certeza alguna en esos conocimientos, y considerar falsos todos los que se deriven de los sentidos.
B)
Sin embargo, podría parecerme exagerado dudar de todo lo que percibo por los sentidos, ya que me parece evidente que estoy aquí y cosas por el estilo; pero, dice Descartes, esta seguridad en los datos sensibles inmediatos también puede ser puesta en duda, dado que ni siquiera podemos distinguir con claridad la vigilia del sueño, (lo que nos ocurre cuando creemos estar despiertos o cuando estamos dormidos). ¿Cuántas veces he soñado situaciones muy reales que, al despertarme, he comprendido que eran un sueño?. Esta incapacidad de distinguir el sueño de la vigilia, por exagerado que me parezca, ha de conducirme no sólo a extender la duda a todo lo sensible, sino también al ámbito de mis pensamientos, comprendiendo las operaciones más intelectuales, que en absoluto parecen derivar de los sentidos. La indistinción entre el sueño y la vigilia me lleva a ampliar la duda de lo sensible a lo inteligible, de modo que todos mis conocimientos me parecen ahora muy inciertos.
C)
Aun así, parece haber ciertos conocimientos de los que razonablemente no puedo dudar, como los conocimientos matemáticos. Sin embargo Descartes plantea la posibilidad de que el mismo Dios que me he creado me haya podido crear de tal manera que cuando juzgo que 2+2 = 4 me esté equivocando; de hecho permite que a veces me equivoque, por lo que podría permitir que me equivocara siempre, incluso cuando juzgo de verdades tan "evidentes" como la verdades matemáticas. En ese caso todos mis conocimientos serían dudosos y, por lo tanto, según el criterio establecido, deberían ser considerados todos falsos.
D)
Sin embargo, dado que la posibilidad anterior puede parecer ofensiva a los creyentes, Descartes plantea otra opción: la de que exista un genio malvado que esté interviniendo siempre en mis operaciones mentales de tal forma que haga que tome constantemente lo falso por verdadero, de modo que siempre me engañe. En este caso, dado que soy incapaz de eliminar tal posibilidad, puesto que realmente me engaño a veces, he de considerar que todos mis conocimientos son dudosos. Así, la duda ha de extenderse también a todos los conocimientos que no parecen derivar de la experiencia.
1.2
La duda progresa, pues, de lo sensible a lo inteligible, abarcando la totalidad de mis conocimientos, a través de los cuatro momentos señalados anteriormente. No sólo debo dudar de todos los conocimientos que proceden de los sentidos, sino también de aquellos que no parecen proceder de los sentidos, ya que soy incapaz de eliminar la incertidumbre que los rodea.
2. La primera verdad : "Pienso, existo"
1.
En la segunda meditación, repasando la perpleja situación en la que se encuentra al final de la primera, viéndose obligado a dudar de todo, Descartes se da cuenta, sin embargo, de que para ser engañado ha de existir, por lo que percibe que la siguiente proposición: "pienso, existo", ("cogito, sum"), ha de ser cierta, al menos mientras está pensando: "De modo que luego de haberlo pensado y haber examinado cuidadosamente todas las cosas, hay que concluir, y tener por seguro, que esta proposición: pienso, existo, es necesariamente verdadera, cada vez que la pronuncio o la concibo en mi espíritu". Esa proposición supera todos los motivos de duda: incluso en la hipótesis de la existencia de un genio malvado que haga que siempre me equivoque, cuando pienso que 2 y 2 son cuatro, por ejemplo, es necesario que, para que me equivoque, exista. Esta proposición, "pienso, existo" se presenta con total claridad y distinción, de modo que resiste todos los motivos de duda y goza de absoluta certeza. Es la primera verdad de la que puedo estar seguro, de la que puedo decir que es evidente. Dado que las características con la que se me presenta tal evidencia son la claridad y distinción, estas dos propiedades las considerará Descartes como las características que debe reunir toda proposición para ser considerada verdadera.
2.
Se ha discutido en numerosas ocasiones si Descartes pretende deducir la existencia del pensamiento. De hecho, en el Discurso del método la proposición que él mismo formula, "pienso, luego existo" da lugar a pensar que Descartes pretende deducir la existencia del pensamiento, observación que ya fue realizada por Gassendi y que el mismo Descartes se encargó de refutar. No obstante, la expresión que utiliza posteriormente en las meditaciones, "pienso, existo", y la exposición detallada del momento en que formula esa proposición parece dejar claro que se trata de una intuición, de la intuición de la primera evidencia, de la primera verdad que se presenta con certeza y que supera todos los motivos posibles de duda. Esa primera verdad aparece súbitamente mientras Descartes está recordando la meditación anterior y repasando los motivos que tenía para dudar de todas las cosas; de un modo inmediato, pues, percibe con claridad que para pensar tiene que existir, y que la proposición que expresa esa "intuición" ha de ser necesariamente verdadera.
3.
Una vez descubierta ésa primera verdad, Descartes se propondrá reconstruir sobre ella el edificio del saber y, al modo en que operan los matemáticos, por deducción, tratará de extraer todas las consecuencias que se siguen de ella.

Para Nuria

ESCEPTICISMO
Si el ser y el saber no coinciden, inútil será intentar pronunciarse por la verdad o falsedad de las cosas. Sólo una suspensión del juicio nos permitirá alcanzar el equilibrio interior y una vida feliz.El término escepticismo hace referencia a la palabra griega skepsis, que significa: observación cuidadosa, examen. El escéptico es aquella persona que analiza cautelosamente desde una postura crítica (de krínein: juzgar, discernir) cualquier tema o fenómeno antes de pronunciarse sobre el mismo o de llevar a cabo alguna acción.El escepticismo es un examen cuidadoso y crítico respecto a cualquier criterio de conocimiento o de conducta. En su sentido estricto, más que una corriente determinada es una precavida visión que afecta a la totalidad del conocimiento y cuyo eje central se vertebra en torno al problema del criterio, entendiendo por tal el conjunto de condiciones que han de concurrir necesariamente para poder afirmar que algo es verdadero o falso.Si Platón y Aristóteles habían identificado el ser con el pensar, esto es, concebían que el pensamiento podía desentrañar la verdadera naturaleza de las cosas permitiéndonos acceder a la realidad en sí, independientemente del sujeto pensante, los escépticos no admitirán este supuesto, sometiéndolo a un examen riguroso. Las cosas son incognoscibles en sí mismas porque nuestro conocimiento sobre ellas se realiza a través de una representación mental o impresión sensible. Yo no accedo a la realidad en sí, sino a una representación de la misma que sólo podrá ser comparada con otra representación, no con la cosa. Cuando intentamos comparar nuestras ideas y sensaciones con la realidad, lo único que conseguimos es movernos en el interior de nuestra propia conciencia. El hombre está atrapado en sus imágenes e impresiones mentales y más allá de ellas le es imposible ir.Negada la coincidencia entre ser y saber y quedando el hombre recluido en uno de los dos términos (el conocer), queda anulada la posibilidad de que se pueda decir algo sobre el mundo. Y lo que es aún más radical, se socava la legitimidad misma de toda especulación filosófica y científica. No es posible admitir ningún criterio válido de verdad que nos permita discernir entre lo verdadero y lo falso.Siendo esto así, la única aptitud que podrá seriamente adoptar el sabio es la suspensión del juicio, la epojé (epoché).Únicamente la renuncia a emitir un juicio de verdad sobre las cosas, y la negativa a definir o afirmar algo con pretensiones de certeza puede liberar al hombre de la inquietud y la confusión producidas por la heterogeneidad de creencias en conflicto e incluso contradictorias entre sí.La epojé no consiste en la afirmación de que todo es falso, ya que esto conllevaría la falsedad de la afirmación. Consiste en no suscribirse en ninguna tesis o doctrina que considere que pueden ser emitidos juicios del tipo "A es B", en vez de juicios que tengan la forma "A parece B" o "A se me muestra como B".En efecto, para los escépticos, y en especial para la escuela fundada por Pirrón de Elide en el siglo IV a. de C. (fundador del escepticismo como corriente filosófica) y para el pirronismo posterior, el conocimiento se funda en la fiabilidad de la sensación. Ahora bien, el error no surge de los sentidos, que son siempre fiables, sino de intentar ir más allá de su evidencia. Lo que es (la realidad exterior, las cosas), es lo que se me aparece en la representación, es decir: un phaenómenon (fenómeno) dado en la experiencia en el acto de percibir. Esto que se me da en la experiencia, en la representación, no es lícito identificarlo con "lo que es" en sí, independientemente de mi percepción. Las cualidades y propiedades que percibo en las cosas pertenecen al sujeto que percibe, no a la cosa percibida. No podemos afirmar que las cosas son tal y como las percibimos ni que nuestras percepciones coincidan con la verdadera realidad exterior. Por ello no es lícito emitir juicios del tipo "A es B". Tendremos que contentarnos con un conocimiento que sea un mero aparecer. Diremos a lo sumo que la miel "parece dulce", no que "la miel es dulce". Pirrón infiere de ello que ni la percepción ni la razón pueden ser tomados como criterios de verdad, por lo que la epojé se debe convertir en la actitud propia de todo hombre sabio y prudente: debemos suspender el juicio y abstenernos de decir lo que las cosas son y no son. No afirmaremos ni negaremos nada sobre las cosas, contentándonos con un conocimiento que se base en el "parecer".La suspensión del juicio, la epojé, se ha de aplicar a todas las esferas del conocimiento y la vida humanas, incluida la referente a la praxis y al conocimiento de los conceptos morales. La moral es fruto de un pacto, y el conocimiento sobre qué sea la virtud o qué sea el bien está afectado por esta escisión entre ser y conocer. No podemos afirmar qué sea el bien. Los juicios morales son relativos y se fundamentan en la costumbre. Para unos el bien es el placer y para otros éste es un mal moral. La razón no puede extender su poder más allá de lo que se me presenta a la experiencia sensible y no puede acceder a la verdadera naturaleza de las cosas.Ahora bien; el resultado inmediato de aplicar la epojé es la liberación del hombre de la inquietud, y la consecución de un estado de imperturbabilidad (ataraxia) y de equilibrio interior. Escapamos a la confusión del espíritu que se produce cuando se abre ante nosotros un abanico de opiniones y creencias contradictorias entre sí acerca de la naturaleza de las cosas, la moral, o los dioses mismos. Sólo la costumbre y las convenciones sociales sirven como criterio para la vida práctica. Ya no estamos sujetos a una continua justificación racional de las cosas, por lo que la filosofía, como pretensión cognoscitiva de acceder a la realidad, deja de tener sentido. Los discípulos de Pirrón, Filón de Atenas, Nausífanes de Teos y Timón de Flionte siguieron la línea abierta por su maestro. El escepticismo se abrió paso también en la Academia platónica, en las figuras de Arcesilao y Carnéades. El primero, que dirigió la Academia hacia el 265 a. de C., y tomó el diálogo socrático como modelo, negó la validez del conocimiento y su fundamentación empírica. Carnéades, acabó desarrollando un escepticismo que se construyó como una teoría de la probabilidad epistemológica. El criterio para decidirse entre una afirmación u otra depende de la fiabilidad de las impresiones y de su claridad y, pese a que no podemos comparar nuestras impresiones con la realidad exterior, sí podemos contrastar impresiones entre sí, encajadas en las circunstancias que las envuelven, de tal manera que podemos emitir juicios probables acerca del mundo, que pueden ser tomados como aparentemente verdaderos o falsos.El escepticismo antiguo se desarrollará también en Alejandría por Enesidemo y más tarde por Sexto Empírico. El dogmatismo de la Edad Media no favoreció en nada a esta corriente que no vuelve florecer hasta el siglo XVII, con las figuras de Montaigne, y Francisco Sánchez y de forma mucho más matizada en la filosofía de Hume.El filósofo francés del siglo XVI, Michel de Montaigne unificó el humanismo renacentista con el escepticismo. Su anhelo de superar la ruptura del hombre con la naturaleza le llevó a plantearse el origen de esta separación como una arrogancia pretenciosa del conocimiento humano.Su rechazo de todo doctrinismo se fundamentaba en la idea del criterio. Para que un criterio sea elegido ha de haber, a su vez, otro criterio con arreglo al cual se haya hecho esa elección, y así, al infinito. Este regressus in infinitum pone de manifiesto que el conocimiento humano, tanto respecto a las cosas como de sí mismo es subjetivo y parcial. Sin embargo, su escepticismo no negará la imposibilidad de todo conocimiento, sino que servirá de acicate para una vida verdaderamente sabia, despegada de la confusión y libre de dogmas o reglas establecidas. Hoy en día el escepticismo sigue gozando de buena salud, más como una aptitud vital provocada por la fragmentación de saberes y la ausencia de una visión homogénea del mundo natural y moral, que como una corriente filosófica propiamente dicha.

www.cibernous.com/glosario/alaz/escepticismo.html

MONTAIGNE
Perteneciendo a una época de incertidumbre y desorden, signada por los delirios del pensamiento, la insensatez de los comportamientos, la melancolía y la muerte, Montaigne se esfuerza por protegerse de las amenazas de su siglo como condición sine qua non para alcanzar su propio contento. Cuando la confusión general de las vanidades, las pasiones y las quimeras inventadas por los hombres le niegan las seguridades que su pensamiento y su existencia reclaman, el estudio de "J'homme en general", "I'homme en gros", es una necesidad. Provisto de un pensamiento y un método filosóficos, se aplica a la observación de los comportamientos humanos concretes. Sus búsquedas se despliegan sobre los pianos antropológico y psicológico delineando un nuevo estatuto del sujeto. El investigador del ethos con sus preocupaciones morales no apunta a la construcción acumulativa de un saber impersonal, sino a proveerse de una ética, es decir, a encontrar la manera de construirse a él mismo para gozar de su propia existencia. Sin certeza alguna, sin formas substanciales, sin un fin supremo, su pensamiento y su sensibilidad le avocan permanentemente a ensayarse, a cambiar de posición cada vez que desvela las imposturas de sus propios ensayos. Siempre presente, la incertidumbre de su pensamiento - el escepticismo -, es un gozne que hace girar su moral y su ética sobre un mismo eje. La nueva manera filosófica compuesta para el estudio de los hombres y de él mismo, permite considerar que el autor de los Ensayos es el artífice de una moral y una ética modernas. Roturar a una filosofía o a un prensador con el término moderno es una empresa no libre de riesgos. J-P. Margot, en su obra Modernidad, crisis de la modernidad y postmodernidad, hace evidente la necedad de diferenciar el sentido de modernidad entendida como lo nuevo respecto a lo viejo, de la modernidad como el nombre dado a un tipo de sensibilidad y a un modo del pensamiento. Cuando nos referimos a la ética moderna de Montaigne, consideramos que lo es en la medida que no se erige sobre presupuestos universales, metafísicos o religiosos. Es moderna porque se limita en su génesis y en sus alcances al mundo de los hombres, un mundo pensado sin el referente divino, pleno de contingencias y sin certezas. El expone sus elaboraciones como simples opiniones, fantasies, humanas, siempre indecisas, no protegidas de las dudas ni de las disputas; sus opiniones son sus creencias y no lo que cree según Dios. Sin certezas huye a la irresolución siguiendo el sentido práctico de otros hombres, como única posibilidad para orientar sus acciones sociales. Separa radicalmente el dominio público de su dominio individual; en cuanto es miembro de una sociedad le es necesario actuar de acuerdo con el orden de las leyes, respetar las costumbres, huir de las extravagancias. Pero en lo individual le es necesario construirse a si mismo, dotarse de referentes propios, ir de acuerdo a su ethos, fijar siempre la mirada en si mismo. La moral y la ética modernas de Montaigne se soportan sobre su escepticismo que no es equivalente al de la Antigüedad y es imposible asemejarlo al escepticismo epistemológico de los últimos siglos; no hay otro escepticismo como el suyo. Si se toma como referente el escepticismo antiguo sin las precauciones necesarias para tipificar los escepticismos renacentistas, el resultado puede ser impertinente. El escepticismo no es una doctrina y los pirronismos renacentistas difieren tanto de los antiguos como los estoicismos de los siglos XVI y XVII difieren del estoicismo de Zenón, Cleantes y Epicteto. El escepticismo montaigniano es inédito en cuanto es una composición, es el efecto de una reunión acumulativa de varios y diferentes elementos: la mirada de los humanistas sobre el escepticismo antiguo, las tendencias escépticas tan de moda desde fines del siglo XV, su cristianismo de fe, su noción de naturaleza, su noción de razón, su filosofía de los conocimientos.
http://www.utp.edu.co/artes/investigacion/proyectos/

Escepticismo en Descartes:
en el blog hay varias direcciones y bastante información sobre la duda de Descartes y sus diferencias con los escépticos.