miércoles, 5 de marzo de 2008

Material para B14-B18

5. Explica como argumenta Kant en el texto que los juicios que nos da la física son sintéticos a priori.
LA ANALÍTICA TRASCENDENTAL: En esta parte de la CRP, Kant intenta responder a la pregunta acerca de cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la Ciencia natural. Este problema está conectado con el problema de la distinción entre fenómeno y cosa en sí por cuanto los objetos de la Ciencia natural no son ya los objetos descualificados, los números construidos en el tiempo del aritmético o las figuras construidas en el espacio del geómetra: son objetos con cualidades que aparecen en el espacio fenoménico, empírico, que ocupan posiciones relativas, mantienen distancias, se mueven, esto es, recorren distancias en tiempos dados, e interactúan unos con otros.¿Cómo es posible un conocimiento objetivo de estos objetos que además sea universal y necesario, esto es, a priori?
Recordemos la necesidad de que la Física no se base sólo en principios empíricos, sino también en principios puros, esto es, enteramente a priori. Tales principios son, obviamente, los juicios sintéticos a priori que, según Kant, se hallan en la “parte pura” de la Física, las condiciones de cuya posibilidad trata de establecer Kant en la Analítica: son los principios que hacen de la Física una ciencia en sentido estricto. ¿Qué significan todos estos principios?
Empecemos por recordar que en la Estética ya hemos descubierto dos condiciones a priori que hacen posible nuestro conocimiento sensible: el espacio y el tiempo como representaciones singulares (intuiciones) puras. Esto ya nos permitía decir algo a priori válido de todo objeto que pueda aparecer en nuestra experiencia, a saber, que será necesariamente espacio-temporal y que estará sujeto a todas las leyes de la geometría y de la aritmética. Pero esta doble determinación a priori de todo posible objeto de la experiencia se refiere sólo a los objetos en tanto pueden ser conocidos por nuestra sensibilidad en una “intuición empírica”. Sin embargo, esta forma de conocimiento constituye sólo un aspecto o una parte del conocimiento que podemos tener de un objeto. ¿Por qué? Porque lo único que conocemos del objeto en la intuición empírica es su existencia, determinada espacio-temporalmente, pero nada más. La intuición empírica nos dice: “aquí y ahora hay algo”; o: “algo aparece”; “hay un fenómeno”. Pero qué sea ese “algo”, si es A o es B, no lo determina la intuición por sí sola. Cualquier ulterior determinación del objeto debe hacerse usando otro tipo de representaciones: los conceptos y la facultad de los conceptos no es la Sensibilidad sino el Entendimiento, el cual no es pasivo, como aquella, sino que es activo, espontáneo, pues produce sus propias representaciones, los conceptos.
Gracias a la actividad del entendimiento, aquello que es conocido en la intuición empírica (el fenómeno) puede ser determinado como siendo A o B. El fenómeno es el objeto indeterminado de una representación singular (la intuición) que se refiere inmediatamente a él y aquello mediante lo cual se determina ese objeto como siendo A o B es una representación general que se refiere al objeto, pero que vale para muchos otros objetos: esta segunda representación es un concepto y el acto de determinar un objeto indeterminado de la intuición mediante un concepto es un juicio. El caso más elemental es el juicio: Esto es un A. Este tipo de juicio es elemental porque todos los demás tipos de juicios presuponen que, en algún momento, se ha formulado un juicio de este tipo. P.e., cuando decimos “Este A es B”, cuando decimos “Todo A es B”; cuando decimos “Si todo A es B, entonces todo A es C”, etc..
Por tanto, en el simple acto de determinar un objeto de la intuición empírica como A o B, en el simple juicio “Esto es A”, hemos hallado un elemento a priori, el concepto de un objeto en general, resultado de la actividad espontánea de nuestro entendimiento. En la lógica podemos encontrar una clasificación de los juicios en la que se prescinde de todo contenido representativo, por lo que podemos deducir de ellos las diversas formas en que nuestro entendimiento lleva a cabo su actividad sintética, su actividad de unificar y relacionar los diversos contenidos representativos que la sensibilidad le brinda en forma de intuiciones empíricas.
Así pues, las diversas maneras en que el entendimiento puede llevar a cabo su actividad de síntesis de lo dado en la intuición empírica (los fenómenos) presuponen la aplicación de ciertos conceptos a la diversidad de los fenómenos. Estos conceptos carecen de contenido empírico, no son conceptos empíricos, no son conceptos de clases de objetos, sino que son conceptos que permiten usar conceptos empíricos en los diversos tipos de juicios. Son CONCEPTOS PUROS O CATEGORÍAS, funciones de síntesis que sólo se transforman en juicios cuando sus variables (A, B, C, p, q,) se llenan con el contenido apropiado que proporcionan las intuiciones o los conceptos empíricos (o los construidos en la intuición pura: los conceptos de los números y las figuras geométricas). Para emplear una metáfora informática, el conjunto de las categorías constituyen el programa de que nuestro Entendimiento dispone para la ordenación y el conocimiento de la realidad empírica. Los inputs que, en forma de representaciones empíricas (intuiciones o conceptos), entran en nuestra capacidad de representar, salen transformados en juicios objetivos de experiencia (outputs) al ser procesados por nuestra mente mediante estos conceptos puros o categorías. Sin ellos, ningún conocimiento objetivo, ninguna experiencia sería posible. Pero con ellos solos, esto es, sin representaciones empíricas, tampoco es posible ningún conocimiento objetivo.

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