miércoles, 14 de noviembre de 2007

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PLATÓN de Atenas
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Nació en Atenas en el año 427 a.C. Pertenecía a la clase alta de la ciudad. A los veinte años trabó relación con Sócrates y se transformó en su discípulo. Admiraba tanto a su maestro que lo hizo protagonista de la mayor parte de sus Diálogos. Con la intención de intervenir en política visitó al tirano de Siracusa (isla de Sicilia). Pero el intento fue fallido y terminó siendo vendido como esclavo en la plaza pública. Por suerte lo adquirió un pitagórico de Atenas que lo conocía. Cuando, de regreso en Atenas, Platón quiso reintegrarle el dinero que había pagado para salvarlo, el pitagórico se rehusó. Con ese dinero Platón compró un terreno situado en una zona dedicada al héroe Academo, en el cual fundó su escuela, la Academia (355). Esta escuela se mantuvo abierta por más de 900 años. Platón murió en Atenas en el año 347. Se conservan sus obras completas, que incluyen 25 diálogos, la Apología de Sócrates y un conjunto de 13 cartas.
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Platón estaba convencido de que el verdadero saber debe referirse a lo que no cambia. Compartía con Sócrates la idea de que la verdad reside en el hombre. El conocimiento que recibimos de los sentidos nos viene de afuera y versa sobre cosas que cambian. A este tipo de saber —decía Platón— mal se lo llama "conocimiento", porque merecería ser llamado "opinión". El verdadero saber versa sobre aquello que permanece siempre igual, sobre las ideas, y no lo logramos por el contacto con el mundo sino que lo descubrimos en nuestra propia alma. El alma preexiste al hombre. Antes de nacer a esta vida, nuestra alma se encontraba fuera del mundo material y en contacto directo con el mundo inmaterial de las ideas. Allí adquirió todo su saber. Al unirse al cuerpo, el alma olvida lo que había aprendido, pero al contemplar las cosas del mundo, hechas a semejanza de las ideas por el Demiurgo (un dios), va recordando lo que ya sabía. Por eso decimos que, para Platón, conocer es recordar ("reminiscencia").
Para Platón, aquello que más merece el nombre de ser son las ideas, justamente por su inmutabilidad. Las cosas, que se hallan sometidas al cambio, la generación y la corrupción, están por así decirlo entre el ser y el no ser. Las ideas son únicas (no hay dos iguales), inmutables, intemporales, necesarias, universales, arquetípicas, perfectas. Las ideas se hallan ordenadas entre sí jerárquicamente. En la cima se halla la idea de "Bien" o de "Uno". De ella participan todas las demás y ella misma está "más allá del ser".
Antes de encarnarse, el hombre es su alma, un alma racional. Pero al encarnarse se le suman el alma irascible (deseo de dominación) y el alma concupiscible (deseo de placer). El hombre debe lograr que sea el alma racional la que gobierne su vida, sin negar las otras dos, de las que provienen la energía y el movimiento, pero conduciéndolas hacia el logro de su fin. En la medida en que lo logre, el hombre será virtuoso y podrá con el tiempo escapar de la serie ininterrumpida de encarnaciones para volver a su existencia primigenia, como un dios, fuera del mundo sensible.
En su diálogo La República, Platón se planteaba cómo sería una ciudad o una república ideal. Él sostiene que en la sociedad se da un grupo en el que impera lo racional, otro en el que lo hace la irascibilidad y otro que se gobierna por la búsqueda del placer. Para que una sociedad sea justa debe ser gobernada por aquellos en los que prima la razón, los filósofos. Los hombres irascibles deben conformar el ejército. Los concupiscibles deben ser comerciantes o trabajadores. Por ello proponía un ordenamiento que permitiera ir educando a los niños y jóvenes detectando cuál es el lugar que por sus condiciones naturales deben ocupar en la sociedad.
Platón ha sido sin dudas uno de los dos filósofos más grandes de la Grecia Antigua y uno de los máximos representantes de la corriente idealista de todos los tiempos.
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NN. del E.• A la teoría del conocimiento de Platón se le ha dedicado un capítulo en un trabajo publicado en la sección Universidad.• Un artículo acerca de los "sólidos platónicos" ha sido publicado en la sección Trivium & Quadrivium.• En la revista Actas de la Academia Luventicus se ha publicado un artículo con el título: “La otra caverna y su mundo. Una reflexión en torno a Platón y Nietzsche.”• En la sección Universidad también se ha publicado un trabajo sobre las escuelas socráticas, en el grupo de las cuales se cuenta la Academia.• En el artículo titulado “Diversas acepciones del concepto ‘verdad’” se hace referencia a Platón.• En el artículo titulado “Corrientes filosóficas” se hace referencia a Platón en los apartados: “Corrientes gnoseológicas”, “Corrientes éticas”, “Corrientes cosmológicas” y “Corrientes antropológicas”.


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Sócrates sostenía, contra los sofistas, que el hombre es capaz de conocer la verdad, de superar la mera opinión, elevándose al conocimiento de los conceptos, de lo universal. Y su práctica pedagógica, la "mayéutica", lo llevó a concluir que los conceptos universales se hallan presentes incluso en el alma del hombre más ignorante, el que, si es guiado correctamente, llega a descubrirlos.
La teoría del conocimiento de Platón explica la presencia de los conceptos universales en el alma recurriendo a la Teoría de la Reencarnación, aprendida por Platón de los pitagóricos.
A continuación se presenta un esquema del proceso de conocimiento tal como lo entendía Platón, acompañado de una breve descripción de los elementos que lo componen.




Paso 1: el alma existe antes que el cuerpo. En su vida anterior, en el mundo suprasensible, contempla las ideas.
Paso 2: cuando el alma se une al cuerpo, olvida el conocimiento que había adquirido.
Paso 3: en el mundo sensible, el hombre percibe por los sentidos los objetos que fueron hechos por el Demiurgo (dios), a partir de una materia preexistente (jora), teniendo como modelo a las ideas.
Paso 4: la percepción sensible de los objetos despierta en el alma, por su semejanza con las ideas, el recuerdo de las ideas olvidadas. De allí que se denomine a esta teoría "Teoría de la Reminiscencia" o del recuerdo.

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